No es lo mismo entender que comprender

Y el cuerpo lo sabe.

A veces creemos que por entender algo, ya está resuelto.
Que si lo nombramos, si lo analizamos, si lo explicamos… ya no duele.
Pero el cuerpo no se calma con definiciones.

Podemos entender con la mente.
Y al mismo tiempo, seguir tensando el cuello.
O apretando la mandíbula.
O cargando los hombros.

Porque entender es mental. Comprender... es encarnar.

Comprender es cuando algo baja al cuerpo.
Cuando no solo lo pensás: lo sentís, lo respirás, lo soltás.
Sentís escarbando hasta el fondo de todo...
o el principio de todo.
Lo que yo llamo raíz.

Ahí algo cambia.
Ahí algo se afloja.
No porque alguien te dio la respuesta…
sino porque vos la viviste desde adentro.

Y el cuerpo lo reconoce.
Y el síntoma a veces desaparece… no como magia, sino como consecuencia.

Entender es útil.
Pero comprender transforma.
Y no sucede en el apuro.
Sucede cuando te permitís sentir lo que por años evitaste.

¿Y si hoy no intentás entender todo...
y solo te abrís a comprender una parte más de vos?

Y si este texto tocó algo en vos, quizás también te acerque al libro.


—YYUNCACELETRA (M.L.C.)

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