El mayordomo y la casa
La mente y el cuerpo: ¿quién tiene la llave?
A veces pensamos que la mente lo es todo. Que si entendemos algo, ya lo tenemos resuelto.
Pero… ¿y si la mente fuera solo la puerta de entrada?
Una especie de mayordomo.
Formal, bien vestido, entrenado para recibirte…
pero no para dejarte pasar a todas las habitaciones.
Porque detrás de esa puerta, hay un cuerpo.
Un mundo interno.
Habitaciones cerradas. Otras con luz. Otras que no se abren hace años.
La mente te dice a qué hora entrar, con qué emoción, con qué permiso.
Pero muchas veces no te deja llegar hasta donde la verdadera historia está ocurriendo.
Y el cuerpo… ese sí habita todo.
No necesita preguntar. Solo muestra.
En forma de síntoma, de tensión, de dolor, de picazón, de falta de aire…
¿Qué pasaría si dejaras de hablar solo con el mayordomo…
y entraras, con suavidad, al resto de la casa?
—YYUNCACELETRA (M.L.C.)
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